!Decidí vivir¡

Por Fanny Vera.

Hace algunos años atrás conocí a dos mujeres cuyo testimonio me impactó. Podría decir que eran líderes y exitosas, alegres, profesionales, con hijos, quizás no muy estable en lo que pareja se refiere; pero con sueños y metas que lograr.

En algún momento habrán leído sobre la tasa de mujeres abusadas en su etapa de la niñez por algún familiar cercano; de jóvenes que han sido asaltadas por sus propios compañeros y amigos. O mujeres adultas que han sido asaltadas por desconocidos.

Una de estas amigas fue abusada por su propio padre en su época de adolescente. En una oportunidad ella tuvo una situación de salud, ya en edad adulta. La fui a visitar y la encontré en su cama descansando y en recuperación; por cierto, acompañada de su novio. Para ese momento yo sabía lo que le había ocurrido cuando era ella apenas una jovencita. Estando en esta habitación llegaron muchas personas a visitarla y entre ellas, su “Padre el agresor”, a quien conocí justo en ese momento.

Pasamos un buen rato compartiendo. Todos se retiraron al final de la noche. Y quedamos solas en la habitación. Ella me miró y supo cuál era mi inquietud. Le pregunté ¿Cómo hace él para mirarte? ¿Cómo haces para tratarlo como si nunca te hubiese abusado? Ella sólo me respondió: “yo decidí vivir; y a él lo perdoné”.

Mi segunda amiga, la conocí en un taller de crecimiento personal. En esta jornada de dos días muchas personas abren sus corazones y cuentan sus testimonios y experiencias de vida. En esa ocasión escuchamos la desgarradora situación de una joven también violada. Comprendí que el tema del abuso sexual se estaba covirtiendo en algo común.

Al salir de esa jornada, fuimos a tomarnos un café. Surgió el tema del que habíamos escuchado con impacto. Y mi sorpresa mayor fue cuando mi amiga me comenta “a mí también me sucedió”. Ella era una sicóloga, emprendedora. Con su consultorio de terapias; siempre rodeada de amigos y pudiera decirse con una visión muy positiva de la vida.

Mi reacción fue preguntar ¿Cómo has sobrellevado esta situación durante todos estos años? y su respuesta fue casi la misma: “yo decidí vivir. No morir”.

Sé que muchas personas se están preguntando ¿Cómo viven estas mujeres violadas con tales recuerdos? ‘Cómo perdonan a quien les hizo daño? ¿Cómo pueden verle la cara a su agresor en el caso de aquellas que han sido abusados por un familiar cercano y no lo denunciaron? ¿Cómo sobrellevan esa carga a través de los años? y lo más importante ¿Cuál fue el camino que tomaron para pasar la página y continuar con su vida, con sus sueños, con sus objetivos?

Las respuestas de mis amigas eran casi la misma: “Dios me dio el valor para seguir adelante”. “Dios me rescató de mi angustia. Decidí vivir y no morir porque en algún momento pensé en el suicidio”

Cuando recuerdo el testimonio de la joven en el taller de crecimiento, su reflexión final también mencionó a Dios como su Salvador, quien le dio la sabiduría para entender lo que le había sucedido y para seguir adelante con sus sueños. Explicó que su estima había caído a niveles de la prostitución. Le había perdido el amor a la vida, hasta que una conocida la llevó a la iglesia donde finalmente conoció la palabra de Dios; se entregó a Él y fue rescatada del vacío donde se encontraba.

Entiendo que no es fácil la situación vivida, pero yo sí conozco a un Dios que es maravilloso. Un Dios que cambia y transforma la vida de las personas. Conozco a un Dios de Milagros. Lo que para ti es imposible, para Dios Todo es posible. Un Dios que envió a su único hijo para que diera su vida por ti y por mí, para que – entre otras cosas – sanara nuestros corazones y fueran transformados.

A ti que has sido abusada; a ti que te han agredieron sexualmente; a ti que no has podido sanar tu corazón, te digo que Dios es el único que transforma. En la Biblia encontrarás muchísimos versículos sobre el amor de Dios y de su gran Poder.  Su amor es tan inmenso, su amor por ti es tan profundo, que cuando Él Murió se llevó todas tus angustias, para que pudieras ser sanada y purificada. Dios murió por los pecados de tu agresor; mucho más allá Él murió para que tu corazón se restaurara y pudieras vivir hasta los últimos días de tu vida en paz, entendiendo que Él es quien puede darle un cambio a tus circunstancias.

En la Biblia hay muchos versículos que hablan sobre el Poder de Sanación del Dios Vivo: Aquí les dejo algunos.

Jeremías 55:6 Aquí, yo le traeré salud y sanidad; los sanaré y les revelaré abundancia de paz y de verdad.

Salmo 147:3 “Sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas”.

Éxodo 15:26: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu Sanador.

Salmo 23:3 reza: “El restaura mi alma; me guía por senderos de justicia por amor de su nombre”

Deuteronomio 32:39: “Ved ahora que yo, yo soy el Señor, y fuera de mí no hay Dios. Yo hago morir y hago vivir. Yo hiero y yo sano, y no hay quien pueda librar de mi mano”.

Salmo 36:7 ! Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.

Pídele a Dios que sane tu alma. Dile que permita que su gran amor y su espiritu moren dentro de ti para que no le des cabida a los malos recuerdos y sanes todas tus heridas; para que la luz brille en tus ojos y puedas ver el camino por donde transitar y vivir una vida llena de paz espiritual.

Háblale al Dios Omnipresente y manifiestale tus deseos de vivir una vida en libertad; que te permita vivir bajo la protección de sus alas. Su amor por ti es único. Él te Sana, te Restaura, te Próspera y te da la paz espiritual que sobrepasa todo entendimiento.

Búsco el éxito y nunca llega

Por: Fanny Vera.

En continuas conversaciones entre amigas me preguntan mucho ¿Cómo hiciste para lograr esto o aquello ? Otras me dicen cuando escuchan quejarme por algo “y tú de que te quejas si todo te sale bien”. Recientemente mi hermana me dijo “todo lo que tú te propones, lo consigues”.

En primer lugar, debo aclarar que el éxito no tiene nada que ver con el dinero. Muchos confunden estos dos términos, desde mi perspectiva. Yo me siendo exitosa, y no tengo cuentas bancarias llenas de dólares. Vivo al día con lo que gano, y la satisfacción que llevo por dentro al alcanzar mis objetivos es inmensurable.

¿Cómo puedes alcanzar el éxito y sentir plenitud y gozo por lo que haces? Es muy sencillo. Saber en principio cuáles son tus talentos. Ponerte en manos del Creador y caminar bajo su abrigo. Intentar alcanzar el éxito haciendo lo que conoces o desconoce pero sin Él, no debe ser cosa fácil.

Esto lo entendí en una oportunidad que me quedé sin dinero, los proyectos no terminaban de concretarse y comencé a angustiarme, situación que sucede cuando descuidas tu relación con Dios. Lo reconozco.

En esa ocasión oraba y le decía a Dios: Muéstrame el camino por donde transitar en este nuevo comienzo en los Estados Unidos. Dime que hacer, cómo hacer para vivir con dignidad y que todos vean tu obra en mí. Recuerdo que tenía la Biblia delante de mis ojos; la abrí buscando palabras de aliento. Mi mirada se fue hacia 2 Timoteo 3:16-17 “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”

En ese momento entendí la palabra “Escritura”, como el talento que Dios me había dado, el cual había plasmado en hojas sueltas desde que era una niña y que lo había desarrollado como periodista; pero nunca puesto a su servicio,

Recuerdo que sequé mis lágrimas y abrí en se momento mi primer blog. Comencé a escribir haciendo un análisis sobre la ciudad donde vivía. Para no contar cada detalle, les resumo diciéndoles que ese blog me abrió puertas, encontré el camino y más allá de todo esto, encontré la iglesia perfecta para ir agradecerle al Creador por todo cuanto me había dado. Dios es Misericordioso. Cumple lo que promete.

Ahora bien. Nosotros tenemos talentos y dones. Algunos hemos realizado estudios formales y otros han aprendido oficios que la vida ha puesto en sus caminos por alguna circunstancia que no tenían prevista. Ese es el principio. Saber qué capacidad tengo para desarrollar en mi carrera professional y en mi crecimiento personal. Es descubrirse a sí mismo y reconocer que Dios nos ha dado el conocimiento, talentos y dones para abrir caminos donde no los hay.

Luego viene la disciplina, enfocarse en el objetivo. Trabajar con firmeza e inteligencia. Siempre agradeciendo por el trabajo que tienes; pero aspirando mucho más. Ir tras ese sueño sin miedos, con sabiduría. No existen las excusas. Porque hasta sin recursos lo vas a lograr. Las puertas se abren. Dios pondrá gente en tu camino que te ayudarán a crecer profesionalmente y como ser humano también. El hará que las puertas se abran; Él utilizará a personas que tu no conoces, que sirvan de instrumentos para que Él- como tu Dios que Todo lo Puede- logre su propósito en ti.

Dios tiene cosas grandes para sus hijos. Tú tienes capacidades, inteligencia, talentos que puedes usarlo para crecer profesionalmente. Él mueve todo cuanto hay en la tierra para trabajar en favor de sus hijos. Tu eres -y créelo- el Hijo o la Hija Predilecta de Dios. ¿Cómo Él no te prosperará? ¿Cómo no te ayudará a lograr tus metas? Él te recompensa, porque tú has creído en Él; porque has puesto toda tu confianza en Él y has puesto tus talentos y dones a su servicio.

Todo en la vida tiene su momento. Cuando estás en el camino del Dios Todopoderoso, Él te mostrará tu momento. Para alcanzar metas y sueños probablemente tendrás que aprender cosas nuevas e inimaginables. Esa será tu oportunidad.

No le preguntes a Dios por qué tu vida pareciera haber cambiado de rumbo, cuando no ves el éxito en el momento que tú lo deseas. Él tiene un propósito en ti. Todo lo que has aprendido, lo que sabes hacer, todas tus herramientas, tu conocimiento, ponlas al servicio del Señor, que Él te llevará por el camino del éxito, de la prosperidad, del reconocimiento.

Con Él alcanzarás lo imaginable. Tú tienes todo para salir adelante. Solo no lo lograrás si no estás acompañada de tu Padre Celestial.

¿Perdono, pero no olvido?

Por Fanny Vera

Cuantas veces hemos escuchado la frase “Yo perdono, pero no olvido”. Frecuentemente entre familiares y amigos, cuando nos detallan experiencias vividas en las que emocionalmente se sintieron afectados moral y físicamente.

“Yo perdono, pero no olvido” podría conceptualizarse así: Tú me hiciste daño, te perdoné, pero te guardo un fuerte rencor. Por conservar ese sentimiento, pierdo el sueño, creo ideas de venganza que me hacen revivir el mal momento causándome dolor; vivo en una permanente angustia porque no suelto lo vivido y me lleva a sufrir amargamente.

Permítanme decirle que “Perdono, pero no olvido”, es cerrarnos las puertas a las bendiciones.  Tomamos en muchas ocasiones nuestro cofre imaginario y mantenemos allí recuerdos que nos limitan y que no nos permiten alcanzar nuestros sueños como tampoco apreciar aquello que nos has sido dado por Gracia Divina.

El libro de Mateo 5:44 nos dice “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen”.

Se que es difícil aceptar estas frases y aplicarlas en nuestro diario vivir. Algunas personas pasan la página rápidamente y siguen su camino perdonando y avanzando hacia lo nuevo; no obstante, muchos se quedan con el dolor interno, lo que les cuesta emprender un camino de paz y serenidad. Todo lo contrario, van diciendo “Perdono, pero no Olvido”.

Yo te invito a que pases esa página de tu vida. Te invito a que te llenes de amor. A que te propongas a vivir con libertad sin cargas, penas y dolores que te mantienen atado en un camino de oscuridad.

 ¿Cómo hacerlo? Yo encuentro una sola manera.  Cuando se quiere dar el primer paso hay una vía que a mí me ha resultado: Orar es la opción. Dirígete mediante una conversación que te salga del corazón con quien TODO LO PUEDE y pídele a ese Dios Todopoderoso, que transforma y sana, que te libere de sentimientos de odio, ira, deseos de venganza que se apoderan de tu corazón cuando recuerdas hechos que, según tu sentir, te han causado graves daños.

No obstante, hay un segundo camino, no ajeno a nosotros, porque depende de uno mismo. Parto de la idea que la vida es una decisión; está en ti decidir sí continuas con los recuerdos o los lanzas junto con ese cofre de recuerdos en un lugar donde no haya posibilidad de encuentros. Nosotros podemos hacerlo. Nuestra mente tiene la fuerza de un huracán para que arrastre todo aquello que está en nosotros con el firme propósito que no continúe en el camino de nuestra vida. También está el querer y el poder. Es cuestión de determinación.

Probablemente te estás preguntado ¿cómo puedo luchar contra este sentimiento, arrancarlo desde adentro y lanzarlo donde nunca más regrese? La respuesta es simple: Ya lo dije. Es mediante la Oración.

Pídele a ese Dios Todo Poderoso que te limpie, que te de paz, que arranque de ti todos los recuerdos que impiden tu sanidad espiritual y con los que no quieres vivir.  Pídele a Dios que te llene de amor para que con ese amor perdones y camines en el sendero de la paz y en la búsqueda de la felicidad.

Todos los caminos conducen hacia él. No podemos caminar, ni luchar con nuestra propia fuerza. No podemos lograr sueños sólo con nuestras capacidades. Tenemos que confiar en El y ponernos en sus manos para que nos limpie el camino de aquello no nos deja crecer, que nos impide alcanzar la felicidad, que nos limita a vivir con plenitud y tranquilidad.

Vuelve tus ojos a Dios. La vida se te hará mucho más fácil cuando dejas que Él limpie tu cuerpo, tu mente y tu espíritu. Vuelve tus ojos a quien Todo lo Puede. Al Dios que transforma, que libera y nos brinda la paz para vivir de acuerdo a su propósito.